Quedamos con Mamen Camacho en la céntrica plaza madrileña del Cascorro, cuando llegamos nos está esperando sentada en un café, refugiada bajo una sombrilla. A dos calles de la plaza, está el teatro Pavón donde cada día Mamen se mete en la piel de Doña María y se convierte en “la moza de cántaro” bajo la batuta de Eduardo Vasco. Hace siete años que ésta andaluza aterrizó en Madrid, desde entonces su vida a girado en torno al teatro. Licenciada en Ciencias Químicas, estudió cuatro años de interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático y pasó un año entero sumergida en las duras pruebas de acceso a la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. Ahora, su cara inunda los pasillos del metro de Madrid, promocionando el clásico de Lope de Vega. La jiennense, de 29 años, viene pisando fuerte y su trabajo ya ha sido alabado por los principales medios del país.
Pregunta: La primera pregunta es obligada. ¿qué sientes cuando ves tu cara en cada trasbordo?
P: ¿Cómo te enteras de que estás dentro de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico?
R: Estaba en casa cuando me llamaron. El viernes anterior habían terminado los últimos casting y nos dijeron que llamarían el lunes. Me llamaron para citarme en el mismo sitio de los ensayos, pero sin decirme nada. Cuando llegué, el director de la Compañía nos estaba esperando para decirnos que éramos los elegidos. El acto fue solemne, por lo que no podíamos mostrar todo lo que sentíamos, cuando salimos de allí, la alegría fue grandísima.
P: ¿Cómo es trabajar con Eduardo Vasco?
R: Es simplemente maravilloso. Supone un aprendizaje continúo, Eduardo es un sabio del teatro clásico y del teatro en general. Sabe dirigir de una manera magistral para que el actor de sienta siempre cómodo. Da la oportunidad a los jóvenes y cree en nosotros sin conocernos, se lanza a la piscina sin saber si realmente hay agua. Es un genio.
P: En ésta obra, “la moza de cántaro”, tienes el papel protagonista. ¿Supone más trabajo?
R: Supone más trabajo de texto, pero sólo eso. En ésta obra, el trabajo de elenco es muy potente, todos los actores estamos presentes todas las horas de ensayo. Es una obra muy compensada, en la que el protagonista no lleva todo el peso. Es un gran trabajo de equipo.
P: ¿Qué le da Mamen Camacho a Doña María y viceversa?
R: Yo, le he dado todo lo que se, todo lo que he aprendido a lo largo de los años. Le he dado mis fuerzas y ganas para que Doña María llegue a ser el personaje completo que es. Doña María, me ha dado sobre todo emoción y una energía increíble, ya que pasa por muchos estados. Doña María es inocencia, lucha y amor.
P: ¿De donde viene tu amor por el teatro?
R: Creo que de toda la vida. Estudié la carrera de danza española, con cuatro años ya estaba en un escenario, siempre tuve vena de artista (risas), pero mi pasión nació en el instituto, allí me encontré con Vicente Nieto, mi primer profesor de teatro. Vicente, me clavo la espina y desde entonces ahí la tengo.
P: ¿Mantienes relación aun con tu antiguo profesor?
R: Si, claro que si. El me enseño mucho de lo que se, me ayudó y me ayuda. Es mi consejero. Vendrá a ver la obra en unas semanas.
P: Siempre hemos escuchado, que los buenos actores se dedican al teatro, ¿qué da el teatro que engancha tanto?
R: Estas vivo, aquí y ahora. Da realidad, vida y verdad. El teatro nos acompaña desde hace siglos y no pasará nunca, porque es carne y hueso delante de tus ojos.
P: ¿Quién te haría especial ilusión que fuera a verte?
R: María Jesús Valdés. Ésta actriz interpretó a Doña María en los años 50. Tuve el placer de verla en Granada representando “Cartas de amor como un suplicio chino”, y quise ser como ella. Me haría mucha ilusión que viera mi trabajo en ésta obra, porque la admiro mucho.
P: ¿Cómo ves el teatro en España?
R: Cada vez hay más formación de actores y directores, eso hace que haya ideas y buenos grupos, pero haría falta más ayuda para que esto saliera a la luz. Se necesita confianza en los nuevos textos. Desde la Joven Compañía de Teatro Clásico, por ejemplo, se les da oportunidad a la gente joven y esto a su vez favorece a que la gente se vea cada vez más atraída por el teatro.
P: Has recibido elogios por parte de los principales medios del país, ¿gratifican las buenas críticas?
R: Si, por supuesto, pero hay que relativizar. Las críticas, aunque sean buenas, no dejan de ser opiniones, que no pueden convertirse en lo más importante. Pero, por otra parte, soy actriz y estoy expuesta al público de manera permanente, trabajo para ellos y te mentiría si dijera que las buenas críticas no me hacen sentir bien.
P: Estamos ante un sueño cumplido. ¿Cuál es tu próxima meta?
R: Mis metas son de día a día. Mi principal meta, es mantener viva la ilusión de ésta obra, para que Doña María siga viva, siga estado fresca todos los días. Es un reto para mí, no mecanizar el personaje, nunca había representado tantas funciones seguidas. Mi meta es seguir aprendiendo cada día.
María Moya Jiménez
Fotografía: Juan Antonio Partal
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